¿Por qué lloras, Alma mía? ¿Acaso desconoces mis flaquezas? Tus lágrimas me asaetean con sus puntas, Pues no sé cuál es mi error. ¿Hasta cuándo he de gemir? Nada tengo sino palabras humanas Para interpretar tus sueños, Tus deseos, y tus dictados. Contémplame, Alma mía; he Consumido días enteros observando Tus enseñanzas. ¡Piensa en todo Lo que sufro! Siguiéndote mi Vida se ha disipado. Mi corazón se ha glorificado en el Trono, pero ahora no es más que un esclavo; La paciencia era mi compañera, mas Ahora se ha vuelto en mi contra; La juventud era mi esperanza, mas Ahora desaprueba mi abandono. ¿Por qué eres tan acuciante, Alma mía? He rehusado el placer Y he abandonado la dicha de la vida En pos del camino que tú Me has obligado a recorrer. Sé justa conmigo, o llama a la Muerte Para que se desencadene, Pues la justicia es tu virtud. Apiádate de mi corazón, Alma mía. Tanto Amor has vertido sobre mí que Ya no puedo con mi carga. Tú y el Amor son un poder inseparable; la Materia Y yo somos una debilidad inseparable. ¿Cesará alguna vez el combate Entre el débil y el poderoso? Apiádate de mí, Alma mía. Me has mostrado la Fortuna Inalcanzable. Tú y la Fortuna moran En la cumbre de las montañas; la Desdicha y yo Estamos juntos y abandonados en lo profundo Del valle. ¿Se unirán alguna vez El valle y la montaña? Apiádate de mí, Alma mía. Me has mostrado la Belleza y luego La has ocultado. Tú y la Belleza moran En la luz, la ignorancia y yo Somos uno en la oscuridad. ¿Invadirá La luz alguna vez las tinieblas? Tu deleite llega con el Fin, Y ahora te revelas anticipadamente; Mas este cuerpo sufre por la vida Mientras vive. Esto es, Alma mía, el desconcierto. Presurosa huyes hacia la Eternidad, Mas este cuerpo fluye lento hacia El Fin. Tú no lo esperas, Y él no puede apresurarse. Esto es, Alma mía, la tristeza. Te elevas raudamente, por el mandato De los cielos, mas este cuerpo se desploma Por la ley de gravedad. No lo consuelas Y él no te quiere. Esto es, Alma mía, la desdicha. Eres rica en sabiduría, mas este Cuerpo es pobre en comprensión. Tú no te arriesgas Y él no puede obedecer. Esto es, Alma mía, el límite de la desesperación. En el silencio de la noche visitas Al enamorado y gozas con la dulzura De su presencia. Este cuerpo será por siempre La amarga víctima de la esperanza y la separación. Esto es, Alma mía, la tortura despiadada. ¡Apiádate de mí, Alma mía! G. Khalil Gibran
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¡APIÁDATE DE MI CORAZÓN, ALMA MÍA!
Publicado: 20 abril, 2013 en Gibran Jalil Gibran, PoemarioEtiquetas:alma mía, desconcierto, esperas, la luz, lloras, tinieblas
El Caminante
Publicado: 9 enero, 2012 en Mis Poesias y Ensayos, PoemarioEtiquetas:al alba, la esperanza, las sombras, mundo entero, prismas, tinieblas
Nací en medio de la tierra la senda y el camino
Para sentir los labios que sanaron mis sentidos,
perdiendo la inocencia, Marché a caminar con el
alma hundida, mis ojos dos prismas, que
nacían al alba y mi voz silenciada…
En mi sendero hallé, la ambición que hirió
A un corazón furtivo, voces de los cielos
Que aun resonaban en mi interior
Llamando a la esperanza.
Que me uniera contigo
Mi patria se encuentra lejos, aun de regresar
Son dos corazones que ahuyentan a un dolor letal
En un mundo donde la ambición nos impera
Hasta el amor se deslumbra al fulgor de la moneda
Y aprendí a ser caminante
Tropezando en cada piedra
Voy buscando entre las sombras
Presagiando a las tinieblas
Después de cada paso
voy siguiéndote las huellas
Se que un día has de volver
Se que un día yo te encontraré
Porque eres la mujer de mis sueños
Mas preciados, y sueño con volver
A besar tus labios.
Hoy vuelvo a caminar la senda del pasado
Ya llevo el corazón remendado
Voy lleno de esperanzas, amores y sueños
Y en mis viajes he recorrido el mundo entero
De noche las estrellas me acompañan
Son lucecitas colgadas del cielo
Son luceros que me observan mientras danzan
Y me arropan mientras duermo
Me miran en lo lejano
Me abrazan en mi soledad
Se apoderan de mi corazón
Desafiando a la humanidad…
Se que un día has de volver
Se que un día yo te encontraré
Porque eres la mujer de mis sueños
Mas preciados, y sueño con volver
A besar tus labios.
Si existiera otro camino
Menos duro que la piedra y el frío
Mi corazón de caminante
Se alzaría hacia el infinito
6 cuerdas de guitarra
Y un peregrino solitario
En mi andar yo me pierdo
Con tu recuerdo ya desterrado..